Por: Ricardo Rojas
Lo que en ese momento se interpretó como una alianza política coyuntural entre dos de los principales líderes del país, sentó empero las bases para que en la última década el presidente Fernández aglutinara en torno suyo a la inmensa mayoría del boschismo y a la casi totalidad del balaguerismo.
Leonel ha sido capaz de representar a fuerzas y estamentos sociales que en algún momento de nuestra historia reciente estuvieron políticamente enfrentados. Con Balaguer aconteció algo similar, cuando heredó casi todo el trujillismo y finalmente representó a un sector del antitrujillismo radical, algunas vez aglutinado en la Unión Cívica Nacional.
Leonel ha heredado de Bosch el liderazgo de un partido progresista, identificado con los cambios sociales y con el fortalecimiento institucional. Un partido que se ha abierto a las modernas corrientes del pensamiento democrático y a los nuevos paradigmas sociales y económicos.
De Balaguer, el presidente Fernández ha heredado la simpatía de los humildes, de los marginados y de todos aquellos que, sin activar en la política, aprecian la estabilidad y la confianza que inspira el líder del PLD.
Leonel ha heredado el espacio público de Balaguer y su ascendencia entre millones de dominicanos, no sólo por la falta de un relevo nacido del reformismo, sino básicamente porque el líder peledeísta comparte con su legatario un talante de político prudente pero decidido, de hombre culto y austero, y de estadista de profunda sensibilidad social.
La afección balaguerista por Leonel no se fundamenta –como sugieren algunos- en el abandono de las ideas de transformación social del boschismo.
Antes al contrario: ha sido la apuesta de Fernández a la estabilidad, al crecimiento y al progreso, lo que le han permitido a sus dos gobiernos generar, en conjunto, más de un millón de nuevos empleos, reduciendo los niveles de desempleo, pobreza y de marginalidad.
La mayoritaria preferencia de las madres dominicanas por Leonel revela una gran identificación social hacia un gobernante que ha realizado ingentes esfuerzos por mejorar la educación, la salud y el transporte público.
Las bases sociales del reformismo, que estuvieron siempre en el campo, las pequeñas ciudades y los barrios marginados, hoy se identifican con la candidatura de Leonel y anhelan su nueva victoria electoral.