NI CON LA MUERTE DE TRUJILLO SE PARARON LOS CRIMENES


Por :Arq. Raifi Genao

Ramfis instruye a su esposa Lita Milán a comprar una casa en francia por entre 275,000 y 300,000 dólares, él firma como VIDO, que era como ella le llamaba ,ésta y otras acciones indica que ya tenía decidido vengar la muerte de su padre y emprender su huida.

Este 18 de noviembre se cumplen 47 años de uno de los crímenes más horrendos que registra la República Dominicana. Se trata de la Masacre de la Hacienda María, en donde seis de los ajusticiadores de Trujillo fueron asesinados a sangre fría por el hijo del tirano, Rafael Leonidas Trujillo Martínez, mejor conocido como Ramfis.

En horas de la tarde del 18 de noviembre del 1961 los prisioneros Huascar Tejeda, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza, Tunty Cáceres, Salvador Estrella Sahdalá y Modesto Díaz fueron trasladados de la Penitenciaría Nacional de la Victoria hacia la Hacienda María en San Cristóbal.

Se le había notificado al jefe de la penitenciaria, mayor Américo Dante Minervino que los trasladara supuestamente a la avenida donde el 3o de mayo habían ajusticiado a Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Una vagoneta de la Policía Nacional llegó a Hacienda Maria, procedente de Ciudad Trujillo. Pedro Livio Cedeño fue sacado y conducido en dirección hacia la Casa. Lo colocaron de pies, solo, frente a uno de los cocoteros de espaldas al Mar Caribe. Le amarraron los brazos a la espalda y alrededor del árbol, y lo esposaron de nuevo.

A quince pies de distancia, Ramfis y sus amigos íntimos estaban de piés en la galería de la Hacienda Maria tomando tragos. En una rápida sucesión estalló una llamarada provocada por disparos hechos desde la galería. En la media luz, Ramfis y sus amigos vieron cuando Pedro Livio cayó de lado y su cuerpo se detuvo en su caía en un montón de yerba que había al pié del árbol.

Luego siguieron el mismo procedimiento asesinando a los cinco héroes restantes: Modesto Díaz, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda, Salvador Estrella Sahdalá y Tunty Cáceres.

En ivestigaciones hechas, coincide declaraciones de testigos presenciales esa noche, de que sólo Ramfis disparó contra los héroes ya que quería vengar él sólo la muerte de su padre, ésto no desliga sin embargo la complicidad de algunos oficiales con las ejecuciones, entre ellos se menciona al entonces esposo de Angelita trujillo, Luis José León Estevez también estuvieron Gilberto Sánchez Rubirosa,General Tunty Sánchez, Federico Cabral Noboa y José Alfonso entre otros.

Más tarde dos oficiales de la Fuerza Aérea Dominicana se llevaron los seis cadáveres en una camioneta y jamás se ha sabido de ellos. Algunas especulaciones de la época dicen que los incineraron en la base aérea de San Isidro, mientras que otras aseguran que fueron lanzados al Mar Caribe donde fueron devorados por los tiburones, otras más recientes dicen que fueron tirados a una fosa común y luego vaciada con concreto previamente preparado para que jamás aparecieran los cuerpos.

A las nueve de la noche del mismo 18 de noviembre una vagoneta de la Policia fue conducida con tres policías muertos a tiros a la carretera que conduce al penal de la Victoria, fue chocada con un árbol de jabilla, mientras que el mayor Minervino y tres policías que lo acompañaban dispararon contra la camioneta chocada, causando muchos orificios.

Un policía de los tres muertos fue colocado en el volante de la camioneta mientras que los otros dos fueron arrojados a la cuneta, detrás del vehículo. De inmediato el mayor Minervino informó al cuartel general de la Policía que la tarea había sido “cumplida de acuerdo con las órdenes”.

Minervino regresó a la Victoria. A las 10:30 de la noche recibió la noticia de que la vagoneta de la Policía que llevaba a los seis prisiones implicados en el asesinato de Trujillo había sido encontrada a tres millas de la prisión, los tres policías que los custodiaban estaban muertos.

Prosiguiendo la comedia, Minervino ordenó que sonara la alarma y envió decenas de agentes policiales a capturar a los prisioneros, vivos ó muertos.

El fiscal del Distrito Nacional, doctor Fabio Rodríguez, quien había sido nombrado en julio de ese mismo año en el cargo, llegó a la escena del crimen y se dio cuenta de que fue un juego sucio y una patraña que no engañaba a nadie.

Más tarde se supo que Ramfis había diseñado cuidadosamente el plan de la ejecución con el Mayor Bernardino, había ordenado preparar el Yate Angelita para un largo viaje, había realizado grandes transacciones de dinero e incluso instruyó a su esposa en Francia, Lita Milán a que comprara con urgencia una residencia en París por 275,000 dólares, todo fríamente calculado, sin saber que el destino no le permitiría disfrutar la fortuna y la impunidad por mucho tiempo pues le cobraría con su propia vida tan sólo ocho años después.

Escritos parciales de Lino Germán Pérez
Narración del General J. pimentel sobre los hechos


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