SABANA TORO. San Cristóbal. Oscar Robles escuchó un estruendo y el grito desesperado de uno de sus hermanos, pero en cuestión de segundos ya se encontraba en medio de las “furiosas” aguas del arroyo Valentín que pasa por el paraje El Guineo del municipio Cambita Garabitos de esta ciudad, donde vivía con sus padres y hermanos.
Eran las 3:00 de la madrugada del pasado martes. A esa hora los esposos Marcial Robles y Germania Ben, junto a sus hijos Oscar, de 20 años; Abel Juan, de 18; Domingo, de 16; Martha, de 15, y Marcial, de 14, dormían plácidamente en sus respectivas habitaciones, pero súbitamente fueron sepultados por un alud.
“Yo no sé cómo fue que me salvé, porque la avalancha de tierra me tapó estando yo acostado y de repente aparecí de pies enlodado y fuera de ese monstruo que se llevó a toda mi familia”, narró Marcial. Su voz apenas se escucha, tiene la mirada apagada y las lágrimas no dejan de brotar cuando piensa que la familia que construyó con tanto amor a lo largo de 21 años, la perdió en un abrir y cerrar de ojos.
Marcial perdió a cuatro hijos y a su esposa de 39 años, aunque el hijo mayor se salvó milagrosamente, luego de luchar en un trayecto de dos kilómetros con las turbulentas aguas de un arroyo que se había “muerto” hace varias décadas.
“Yo vi mi mujer pataleando debajo de los escombros y el lodo y traté de sacarla de ahí pero fue imposible, más adelante vi a una vecina que había quedado sepultada de la cintura hacia abajo y busqué un vecino mío y la sacamos.
Yo creía que la casa donde vivimos tantos años era segura, pero para estos fenómenos no hay nada seguro”, contó mientras sus lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas amoratadas por los golpes que recibió.
Dijo que en medio de la oscuridad de esa fatídica madrugada “peinó” la zona junto a sus vecinos para tratar de encontrar a sus cinco hijos que habían desparecido y tras los intentos fallidos, perdió el conocimiento.
“Yo volví a ver a unos de mis muchachos en la mañana porque pudo salir del río como Dios lo ayudó, y en la tarde vi a otros tres, pero estaban dentro de ataúdes al lado de mi esposa y todavía no sé qué pasó con mi pequeño Marcial de 14 años”, narró.
Explicó que el arroyo partió una loma y la atravesó de un lado al otro, y fue cuando se produjo el deslave que arrastró su casa y a su familia. Fruto del desbordamiento de los ríos y arroyos de la zona, la comunidad El Guineo quedó totalmente incomunicada. Marcial dijo que sus vecinos fueron quienes realizaron las labores de rescate de los cuerpos de sus hijos, ya que las brigadas de socorro no podían llegar hasta ellos.
Su hijo Oscar contó que salvó su vida luego de librar una lucha campal con las aguas embravecidas del arroyo que logró arrastrarlo alrededor de dos kilómetros. Su salvación fue una mata de plátano que también luchaba para no dejarse arrastrar, de la cual se aferró y aunque no se sentía las manos y tenía el cuerpo adolorido de los golpes del agua, las piedras y troncos que llevaba el río, alcanzó la rama de un árbol y trepó a este hasta que amaneció.
Oscar está vivo, pero todavía siente adolorido y entumecido todo su cuerpo por los golpes que recibió, además de que perdió parte de la piel de la cara, los brazos, las piernas, barriga y otras partes del cuerpo. al igual que su padre debió ser internado en el hospital Juan Pablo Pina de San Cristóbal, de donde le dieron de alta ayer.
JOVEN MADRE: Yudelkis Valdez, de 20 años, esperaba con gran ilusión la llegada de su tercer hijo que estaba programado para nacer esta semana mediante cesárea. Sin embargo, el destino le hizo una mala jugada la noche del pasado martes cuando junto a sus pequeños de año y medio y tres años, fueron sepultados por un deslave en la comunidad El Cedro de Cambita Garabitos.
Su prima Nelly Valdez narró que en medio de las intensas precipitaciones de ese día, la joven madre vio que en el piso de su vivienda se abrió una pequeña zanja y su esposo fue a la casa de un vecino a buscar una pala para taparla, pero cuando regresó sólo encontró el rastro de una avalancha.
“De inmediato los vecinos y el esposo hicieron quinqué de pino para alumbrarse, pero el agua era tan fuerte que se los apagaba y fue en la mañana cuando la encontraron junto a sus niños sepultada bajo el lodo”, informó.
Yudelkis era la hija más pequeña de la señora Edita de Valdez, quien llora desconsolada la pérdida de su prole y sus nietos.
ESTRAGOS: Cuando los hermanos del señor Marcial Robles se enteraron de la tragedia que le había ocurrido a su esposa e hijos, no escatimaron esfuerzos para trasladarse a El Guineo para apoyarlo en ese momento tan doloroso, aún y cuando los ríos no daban paso hacia la zona.
“Cuando llegamos a Manomatuey donde en el año 1998 con el paso del huracán Georges, una escuela sepultó varias familias, nos dispusimos a cruzar el puente sobre el río Manomatuey y en ese momento se le fue un pedazo y quedamos caminando prácticamente por un tubo”, narró la joven Iris Robles. Dijo que fue arrebatada del grupo por un golpe de agua, piedra y lodo que la lanzó dentro de su cauce aguas abajo. “Traté de agarrarme de algo en ese momento y no pude.
El peor momento fue cuando algo me agarró el pie izquierdo llevándome hasta las profundidades y me entregué a la muerte porque no había posibilidades de vida, pero de repente el río me lanzó hacia arriba y seguí aguas abajo hasta que de la nada apareció un bejuco del cual me agarré y pude salir. Había precipicio de lado y lado, pero me salvé”, contó.