MIGUEL VARGAS UTILIZA PULPITO PARA POLITICA
Por Maxwell Reyes:
Todo estuvo bien en ambas Ecaristias hasta que en la Iglesia de Las Mercedes al parecer el sacerdote (fray) se volvio loco y permitiò que el candidato del PRD, Miguel Vargas Maldonado ultizara el Púlpito ( lugar desde donde se lee la palabra de Dios) para hablar de politica y bajarle rayas al gobierno.
Me quede mudo, asombrado al ver esta nueva modalidad, que no es permitida en ninguna Iglesia o Parroquia Catòlica y aun mas sorprendido con las declaraciones del sacerdote atacando tambien al gobierno.
En un momento pense que la casa nacional del PRD la habian mudado a la calle Las Mercedes de la Zona Colonial, que estabamos en presencia de una manifestacion politica y le habia tocado el turno al señor Miguel Vargas Maldonado.
Creo a mi buen entender como catolico y bien empapado en la liturgia, que el Púlpito o Ambon es exclusivo para el uso del sacerdote, celebrante o diacono que leen la palabra de Dios y hacen sus homilias al termino de esas lecturas, me preocupa hasta donde esta llegando el fanatismo politico.
De acuerdo al diccionario: El Púlpito es la plataforma elevada en las iglesias desde la que se predica. Cuando se usan para proclamar las Lecturas se llaman también ambones. Los púlpitos se utilizaron en las primitivas iglesias o basilicas llamándose precisamente ambones.
Hoy me hago eco de un articulo publicado por el Director de la Direccion de Prensa de Palacio que escribe sobre el caso.
CREER QUE ESTAMOS VIVOS
Por Rafael Nùñez
Vivos para ver el verano irse con su secuela de muerte, dolor y destrucción, dejando al descubierto el cretinismo que quiere colgarse una medalla, exhibirla como trofeo y enrostrarla a una sociedad diezmada por el dolor.
Supongo que estamos vivos porque vimos caer la lluvia hasta la necedad, hasta que se llevó entre sus brazos a Smarlyn y a Jefferson para ver las palabras huecas empapadas de tanto llover sobre mojado.
Estamos vivos para ver a 'vivos' usurpar el púlpito sagrado, en un esfuerzo denodado por intranquilizar los altares.
Vivos porque todavía es posible observar a los descamisados que pueden identificar quién es quién, contemplar cómo se desmitifican los símbolos engañosos, que una vez ganaron confianza.