Por: Mabel Mejía
En este mundo donde cada quien defiende lo suyo, que lo que pasa en el mundo es culpa de una sola persona, dicen algunos, pero todo lo que pasa en el mundo es culpa de todos, para que el mundo pueda cambiar nosotros tenemos que cambiar.
A continuación te voy a presentar una reflexión que se titula “El Hombre y el mundo”
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.
Cierto día su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.
El científico, nervioso por la interrupción, y viendo que era imposible sacarlo, trato de distraer su atención dándole una revista en donde venia el mapa del mundo, lo recorto en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entrego a su hijo diciendo:
Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mapa del mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie.
Solo pasaron algunas horas cuando escucho la voz del niño que le decía: Papá ya arregle al mundo. Desconfiado, el científico levanto la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de una niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo.
Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
Hijo, si tu no sabias como era el mundo, ¿Cómo lograste armarlo?
Papá yo no sabia como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi, que del otro lado estaba la figura del hombre.
Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo.
Moraleja: Para arreglar al mundo, hay que arreglar a los hombres primero.
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