Por: Nino Arias Almonte
Los Obispos de las 12 Diócesis de la Republica Dominicana, quieren reafirmar lo siguiente:
El fundamento de nuestra defensa de la vida desde el mismo momento de la concepción de un niño es medico – científico. El código genético de cada vida concebida en el vientre materno es único, original e irrepetible.
La ciencia faculta que la asegura que la fecundación del ovulo por el espermatozoide produce una nueva criatura humana, que tiene un código genético distinto al de su madre, que no es parte del cuerpo de ella y tiene la misma dignidad que su progenitores.
Por tanto sus padres no pueden disponer de esa nueva vida que tiene su desarrollo individual, continuo y progresivo. Destruir el desarrollo de esta vida constituye un crimen jamás justificable.
A la fundamentacion medico – científica, se le añade un fundamento ético – moral. La defensa de los derechos humanos fundamentales, empiezan, pues, precisamente con la defensa del derecho a la vida, que ha de ser protegida desde su concepción hasta su muerte natural.
Es un imperativo ético para la iglesia, el Gobierno, los Legisladores, las Organizaciones Nacionales e Internacionales y para todo (a) ciudadano (a) asumir la defensa de la vida humana, por encima de cualquier circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo, podrá hacer jamás licito un acto que es intrínsicamente ilícito, porque es contrario a la ley de Dios, escrita en el corazón de todo hombre, reconocida por la razón misma y proclamada por la iglesia (Juan Pablo II – Evangelium Vital. 25.03.95).
Al dato científico y ético unimos el constitucional. La Constitución de la Republica Dominicana, que es nuestra ley sustantiva, fundamenta claramente el derecho a la vida y considera el aborto como un delito.
Dado que el no – nacido es un ser humano, legalizar cualquier tipo de aborto es legalizar la pena de muerte de indefensos sin voz y confiar su ejecución a madres, médicos y aquellos que lo inducen.
Llamamos la atención sobre presiones que ejercen Organismos Internacionales y algunas ONGs sobre nuestro Gobierno y Legisladores.
¡No vendamos nuestra independencia, tan dolorosamente conquistada! No se debe olvidar que detrás de la práctica abortista hay un gran negocio.
No hay que extrañarse, pues, de que se busque sobornaren este asunto. Sabemos de estas presiones, pero les pedimos que no claudiquen ante el valor supremo de la vida, ya que lo fundamental es permanente y lo contingente es pasajero.
Recordemos que la “interrupción voluntaria del embarazo” (IVE) no es mas que un falso e irresponsable eufemismo para disimular el crimen del aborto.
Hacemos un llamado a Médicos, Juristas, comunicadores, artistas, grupos profesionales, sindicales y madres, que tienen clara conciencia del valor inviolable de la vida y que sienten el imperativo moral de defenderla, cuidarla y protegerla, a que se pronuncien y se manifiesten a favor de la vida y en contra de la pretendida de la despenalización del aborto.
Compartimos todo lo doloroso de esta situaciones, con las personas que tristemente, defienden el aborto en circunstancias especiales tales como violación e incestos, amenaza de muerte de la madre y deformación del feto y al mismo tiempo le pedimos Tamar conciencia de que la mejor defensa de la mujer y la solución a estos casos, no es el aborto, sino la búsqueda de soluciones responsables desde el punto de vista medico, jurídico, familiar y social.
Todos somos responsables de crear las condiciones de atención digna a las madres con embarazos no deseados y a las criaturas que de ellas van a nacer.
Recordemos que lo moral no suplanta lo moral, ni mucho menos logra suprimir el sufrimiento físico y psicológico, ni el sentimiento de culpabilidad de quien aborta o colabora, aun cuando sea en casos especiales.
Dirigimos unas palabras a las madres que han abortado y a los que experimentan la culpa de haber colaborado con abortos. Sabemos que han sufrido profundamente. Confiamos su arrepentimiento y la sanación de sus sufrimientos al amor y misericordia de Dios y a los especialistas de la psicología humana.
Sean ustedes testigos excepcionales, haciendo un llamado a la defensa de la vida humana siempre y en cualquier circunstancia.
Invitamos a todos los defensores de la vida humana, sean católicos o no, a hermanos de denominaciones cristianas, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a que hagamos causa común de defensa y protección del valor supremo de cada vida humana.
Recordamos a todos los dominicanos, que la iglesia, con sus obispos, sacerdotes, religiosos (as), diáconos, laicos y laicas, ha sido y será siempre coherente con los principios científicos, éticos y morales, y de manera particular, con la defensa de la vida humana.
Fray Antón de Montesinos defendió la vida y la dignidad de los indígenas y recibió el rechazo de las autoridades de su tiempo. Fray Pedro de Córdoba en su libro doctrina cristiana, en el párrafo final referido al quinto mandamiento:
No matar, afirma: “ Y también van contra este mandamiento las mujeres que toman algo para echar la criatura cuando estan preñadas, o lo dan a otra, o se lo aconsejan que lo hagan”. Estos defensores históricos de la justicia social, también lo eran de la sacralizad de la vida.
El Episcopado Dominicano en la famosa Carta Pastoral del 25 de enero del 1960, asume la defensa de la vida humana con la siguiente afirmación: “cada ser humano, aun antes de su nacimiento, ostenta un cúmulo de derechos anteriores y superiores a los de cualquier estado”.
Con esta posición, defendía la vida de tantos dominicanos que eran acribillados durante la dictadura de Trujillo. Naturalmente, también recibió el rechazo de las autoridades del momento.
No corresponde al Estado, ni a los Legisladores, ni a grupo humano alguno, atribuirse la potestad de decidir sobre un derecho individual, singular y original, que no pueden ni debe ser violado.
Es inconcebible que en una época, caracterizada por la defensa del derecho a la vida y opuesta a cualquier genocidio, hayan legisladores y políticos que se vuelquen contra la vida humana en sus orígenes y quieran justificar erróneamente la legalización y despenalización del crimen del aborto.
La defensa de la vida humana es un imperativo ético que hunde sus raíces en el ser humano mismo, que no puede ni debe ser manipulada por ningún poder, ni por ninguna legislación que condena a muerte a un ser humano absolutamente indefenso.
Invitamos a todas las parroquias de país, de cada Diócesis, con sus sacerdotes, consagrados (as) , laicos y laicas, hacer una demostración publica en defensa de la vida humana, promoviendo celebraciones que contribuyan a la toma de conciencia para defender la vida humana misma desde sus nacimiento hasta su muerte natural.
Atentamente,
LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS DE LA REPUBLICA DOMINICANA
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